El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, falleció a los 63 años tras estrellarse el helicóptero en el que viajaba. El gobierno iraní ha confirmado la tragedia, que también cobró la vida del ministro de Asuntos Exteriores y otras siete personas.
Raisi, quien era la segunda figura más poderosa de la República Islámica después del líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, estaba a bordo del helicóptero que se estrelló en la región montañosa de Varzaqan, cerca del pueblo de Uzi, en la provincia iraní de Azerbaiyán Oriental. El helicóptero se dirigía a Tabriz después de una ceremonia de inauguración de una presa en la frontera con Azerbaiyán.
El accidente se produce en un momento de alta tensión en Medio Oriente, en medio de la guerra en Gaza. Apenas semanas antes, Irán había lanzado un ataque con aviones no tripulados y misiles contra Israel en respuesta a un ataque mortal a su complejo diplomático en Damasco.
Ante la muerte de Raisi, el primer vicepresidente de Irán ha asumido el poder ejecutivo de manera provisional y se ha designado a un ministro de Asuntos Exteriores en funciones.
La noticia ha generado un impacto significativo tanto dentro de Irán como en la comunidad internacional, dado el papel central de Raisi en la política iraní y su influencia en la región. Se espera que este incidente tenga repercusiones importantes en la dinámica política de Irán y sus relaciones exteriores.
El accidente y la pérdida de altos funcionarios del gobierno, incluido el presidente Raisi, abren un nuevo capítulo de incertidumbre en el ya volátil escenario geopolítico del Medio Oriente.
