El colapso de un muro de contención en la vía Medellín-Ituango, ocurrido el pasado 4 de enero entre San Andrés de Cuerquia y el Valle de Toledo, ha dejado consecuencias económicas y logísticas significativas para la región. La única empresa de transporte de pasajeros que opera esta ruta reporta pérdidas diarias de aproximadamente 20 millones de pesos, debido a la disminución en la afluencia de viajeros y el aumento de costos operativos.
Viajar entre Medellín e Ituango se ha convertido en una odisea. El tiempo de recorrido en bus, que anteriormente era de unas seis horas, ahora se ha extendido a diez, ya que los vehículos deben desviar por Toledo y San José de la Montaña. Los viajeros han expresado su inconformidad por las difíciles condiciones de la vía y el incremento en la duración de los trayectos.
Además de ser una arteria clave para la movilidad de los habitantes de la región, esta vía es esencial para acceder a Hidroituango, el proyecto hidroeléctrico más importante del país.
Desde la Secretaría de Planeación de Ituango, se informó que el gobierno departamental está trabajando en los estudios técnicos necesarios para la intervención del punto crítico y la restauración de la vía. Sin embargo, mientras las soluciones avanzan, transportadores y usuarios continúan enfrentando las dificultades derivadas de esta situación.
El impacto del cierre va más allá del sector transporte, afectando también la economía local y el acceso a servicios esenciales para los habitantes de la zona.
