Fueron dos legendarios abogados rionegreros quienes en mayo de 1954, despertaron la idea de crear la hoy Caja de Compensación Familiar de Antioquia, Comfama. Pero más que ser recordados por abogados, a Diego Tobón Arbeláez y Jaime Sanín Echeverri los conocemos desde muchas facetas. Ambos fueron espléndidos periodistas y catedráticos, y se desempeñaron en muchos cargos de índole político y académico.

Don Jaime, un devoto Rionegrerista, que derramaba lágrimas con tan sólo mencionarle a su tierra, escribió tal vez la primera novela feminista en Colombia “Una Mujer de 4 en Conducta”. Entre el enorme tronco familiar que dejó, se encuentra su hija Nohemí, quien en algún momento aspiró a ser la primera Presidenta de la Nación. También su nieta Carolina Sanín Paz, una de las escritoras más destacadas en la actualidad.

Y es precisamente a raíz de aquella columna que publicó Sanín Echeverri en 1953 titulada: ¿Es posible en Colombia el Subsidio Familiar?, que generó una serie de interrogantes que caló entre trabajadores e industriales de la época. Aquí intervinó Diego Tobón Arbeláez, quien era para ese entonces vicepresidente de la ANDI. Aprovechando que en Medellín se estaba realizando el 5to Congreso de la Unión de Trabajadores de Colombia, se le dio forma a esta idea, estructurando ambos un Proyecto de Ley para crear Subsidios Familiares a los miembros de las empresas.

Pero como nuestros paisanos siempre fueron “Avant Garde”, tomaron la delantera, fue así como incluso tres años antes de que surgiera el Decreto N° 118 de 29 de junio de 1957, ya existía legalmente Comfama. 45 empresas antioqueñas entre patronos y trabajadores se convirtieron en los líderes del subsidio familiar de Colombia.

22 años después, más precisamente en noviembre de 1976, se inauguraba en la finca Cantarrana, propiedad del mismo don Diego Tobón Arbeláez, el Parque Recreativo del Oriente Antioqueño. Ubicado en un paisaje bucólico que pudo conservar gracias a la Diosa Fortuna, parte de la esencia natural de nuestro valle. 

Poco a poco se fueron instalando los primeros atractivos que hoy son íconos, trascendiendo por generaciones: el lisadero de granito y concreto, conocido como la “cola del diablo”; el inolvidable honguito, en el que muchos niños aprendieron a nadar; los botes de pedales, cuantas horas aseguradas de diversión alimentado con chitos y gudiz a los patos de los tres lagos.

El mundo acuático, el trencito de paso lento, las piscinas, toboganes y canchas de fútbol; los superbetos …

La llegada del Ícaro en 1991, un antiguo avión de Intercontinental de Aviación, que fue desplazado desde el Aeropuerto José María Córdova. Auténtica odisea fue aquel traslado, recompensado por los cientos de niños y adultos que jamás en sus vidas se hubieran imaginado estar montados en un avión. 

Llegaría años después el pueblito Tutucán, un nombre que para muchos no hacía relación con lo que realmente nos identifica. Las directivas de Comfama argumentaban que el Tucán es el ave simbólica protectora del hogar. En 33.000 metros cuadrados de espacio y 2.800 metros de construcción, se estableció un sitio con todas las características de un típico pueblito de colonización antioqueña. Un lugar que sin duda podría potencializarse dadas las grandes cualidades que posee. 

Pero hubo algo que no se instaló desde el inicio de nuestro Parque, porque él ya estaba aquí desde mucho tiempo atrás, se dice incluso que mucho antes de la llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo, o sea, más de 500 años.

Según el Instituto Smithsoniano, el Licania Salicifolia Cuatrecasas es una especie única en el mundo. Esta joya de la naturaleza que poseemos los rionegreros, conocida comúnmente como Árbol Raro, ha sido fuente de historias de nuestros habitantes a través de los siglos. La tradición oral cuenta que nuestros escritores y poetas del romanticismo tardío de finales del siglo XIX, y que habitaron este valle de cantarranos a través del amor que le profesaban, se sentaban bajo el arcano maestro para que les iluminara la musa de la creatividad y la inspiración. 

Desde el reconocido naturalista conocido como el “Hermano Daniel” en 1934, quien tal vez fue de los primeros en encontrar las notorias particularidades de este árbol, pasando por José Cuatrecasas, el que en 1951, lo clasificó con su propio apellido. Hasta la generación de los Ortiz. De don Miguel Ángel, quien fue su custodio y jardinero desde 1972, y su hijo Jorge quien ha continuado con el legado, incluso, logrando lo que pocos creían dada su dificultad, y es haber reproducido a través de sus semillas, nuevos hijos del Licania. 

Y aquí llegamos a lo que es noticia y también hará parte de una nueva historia. Tras 16 años de existencia, el Lovers Festival romperá paradigmas y se realizará en este sitio emblemático para los antioqueños. Parte de esa nostalgia y recuerdos que nos trae el Parque Comfama, se podrá vivir a través de la octava versión del evento cultural de música electrónica más importante del Oriente Antioqueño. 

Un festival que podrá contar incluso, en horario diurno, con la presencia de menores, y tendrá como escenario el interior del parque, que será de nuevo protagonista para toda la cultura de “Los Amantes». 

Por: Carlos Andrés Zuluaga Marín 

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