El optimismo regresa a los hogares: la confianza del consumidor colombiano alcanza su nivel más alto en siete años

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Después de varios meses marcados por la cautela y la incertidumbre económica, los colombianos parecen haber recuperado parte de su optimismo. Según el más reciente informe de Fedesarrollo, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) registró en octubre de 2025 un repunte significativo hasta el 13,6 %, una cifra que no se veía desde 2018 y que representa un salto de más de doce puntos porcentuales frente al mes anterior. Este comportamiento marca un cambio de tendencia que podría impulsar la reactivación del consumo y dinamizar la economía nacional en el cierre del año.

De acuerdo con el análisis de Fedesarrollo, el repunte refleja dos señales fundamentales: una mejora visible en la percepción sobre la economía del país y un mayor optimismo frente a la situación de los hogares. Ambas dimensiones son esenciales para entender el ánimo de los consumidores, pues determinan sus decisiones de gasto, ahorro e inversión. La confianza, en este contexto, actúa como un termómetro que anticipa los movimientos de la economía real.

En primer lugar, los colombianos están viendo con mejores ojos el rumbo económico del país. El Índice de Expectativas del Consumidor (IEC), que mide cómo perciben los hogares el futuro inmediato, creció en 15,5 puntos porcentuales respecto a septiembre. Esto sugiere que, pese a las presiones inflacionarias y las tensiones externas, una parte importante de la población cree que el panorama económico tenderá a mejorar en los próximos meses. A esto se suma el avance del Índice de Condiciones Económicas (ICE), que aumentó 6,8 puntos, mostrando que los ciudadanos también perciben una ligera mejoría en la coyuntura actual.

Pero más allá de los números, la lectura es clara: los hogares colombianos están recuperando la esperanza. Después de un periodo en el que predominó el pesimismo por la pérdida del poder adquisitivo, el alto costo de vida y la desaceleración de la demanda, ahora el consumidor siente mayor disposición a realizar compras importantes. Aunque los indicadores de compra de vivienda y vehículo aún se mantienen en terreno negativo, la tendencia es ascendente, lo que abre un camino de recuperación sostenida si se mantiene la confianza.

Diversos analistas coinciden en que esta mejora del ánimo tiene raíces múltiples. Por un lado, la inflación ha mostrado señales de moderación, lo que se traduce en un alivio para los bolsillos. Por otro, los niveles de empleo han mostrado cierta estabilidad, y los hogares comienzan a sentir una recuperación —aunque tímida— de su poder adquisitivo. A esto se suman las expectativas sobre una reducción gradual de las tasas de interés, lo que podría abaratar el crédito y estimular la demanda interna.

Sin embargo, los expertos también llaman a la prudencia. El repunte de la confianza, aunque alentador, no garantiza por sí solo una recuperación sostenida del consumo. Factores como la incertidumbre política, el comportamiento del dólar y la volatilidad de los precios internacionales del petróleo podrían incidir en la estabilidad del panorama económico durante los próximos meses.

Pese a ello, el mensaje de octubre es alentador: la economía colombiana recupera el pulso de la confianza. La mejora en las expectativas y en la percepción de los hogares se convierte en una ventana de oportunidad para que el país fortalezca su ritmo de crecimiento. Si la confianza se consolida, el consumo interno podría volver a ser el motor que impulse la economía en 2026, reactivando sectores como el comercio, la vivienda y los servicios.

El repunte del 13,6 % en el ICC no solo es una cifra positiva; es el reflejo de una sociedad que, pese a las dificultades, vuelve a creer en su capacidad de salir adelante. En tiempos donde la esperanza se traduce en inversión, empleo y desarrollo, este nuevo aire de optimismo puede ser el punto de partida de una recuperación más sólida y sostenible para Colombia.