Ésta columna, que será en dos momentos, se centrará en algunas reflexiones a propósito de Rock al Río. En primera instancia, celebrar la realización de este evento en 2022. Lastimosamente, en la actualidad, justamente el festival se ha reducido a un evento, dejando por fuera otros componentes importantes, que fueron pensados cuando nos dimos a la tarea de fundarlo; más adelante se ahondará en el asunto. Por el momento decir, que el año pasado se observó, otra vez, una muy buena convocatoria de personas, con una asistencia similar a versiones pasadas, un espacio para el encuentro y el disfrute con los amigos (con algunos solo nos vemos una vez al año casualmente en este acontecimiento), unos vendedores que acabaron con todo lo que sacaron, un espacio de skate maravilloso, donde los deportistas hacían su ejercicio al son del rock. Una tarima alterna con otros géneros, y unos grindcoreros con un bafle escuchando a todo full su música, sin incomodar a nadie. Unos vendedores de cuido a la entrada, que entre otras cosas no los iban a dejar trabajar, porque supuestamente la venta de concentrado era exclusiva de una empresa, y sin embargo se la rebuscaron para hacer su agosto. Unas familias enteras, inclusive con mascotas, una hermandad de rockeros del oriente antioqueño, incluyendo a muchos de los inconformes, unas bandotas locales, que, como Into The Fucking Grave, Por ejemplo, pese a no contar con garantías de sonido y en la publicidad ser tratados como bagatela, mostraron la talla internacional que tienen; unas Geografías, que tocaron, y nos tocaron las fibras; en fin tantas cosas bonitas, esperamos siempre se mantengan a lo largo de la historia de nuestro Festival.
Pero no todo fue color rosa, en tarima central, el desorden fue evidente, los presentadores (con todo el respeto) no eran acordes para una fiesta Rockera, el retraso excesivo en los horarios perjudicó las bandas que no pudieron realizar el show completo y en el caso de la esperada banda local ya de talla Internacional Kukos Band, no pudieron presentarse. ¡Qué tristeza! Además consideramos que se puede equilibrar más el asunto de las bandas invitadas por género, ya que el año pasado se quedó en deuda con la música extrema. También nos dolió que en la tarima central se presentará en algún momento un espacio para prácticamente el reguetón; y que en varios momentos se ambientara el festival al son del pop.
Continuaremos en la próxima edición con este tema, pero antes de despedirnos, vale la pena insistir, en la necesidad de espacios dignos, para la proyección de expresiones artísticas en Rionegro. Ojo, señores candidatos a la alcaldía y el concejo municipal. No olviden esto: UN MUNICIPIO DE PRIMERA CATEGORÍA EN COLOMBIA, Y MÁXIME RIONEGRO “CAPITAL” DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO Y LIDER DE ASOINTERMEDIAS TIENE QUE TENER UN TEATRO AL AIRE LIBRE Y UN TEATRO CERRADO, TAMBIÉN DE PRIMERA CATEGORÍA. Disculpen amigos lectores la mayúscula sostenida, pero es necesario. Un abrazo, hasta pronto.