Al momento de vender una casa, apartamento o local, es esencial tener en mente
los tributos que lo acompañan. No pasar por alto estos impuestos es clave para
asegurar un proceso legal y sin contratiempos.
1. Impuesto de Registro: Este impuesto, fundamental para validar la operación, se
abona al registrar la escritura en las entidades pertinentes. Con un valor del
0.67%, su pago recae generalmente en el comprador y varía según la notaría y las
características del inmueble.
2. Gastos Notariales: Imprescindibles para la formalización del proceso, estos
gastos comprenden trámites de escrituración y honorarios del notario.
Representando entre el 2% y el 4% del valor de la propiedad, su importancia
radica en la validez que otorgan al procedimiento.
3. Impuesto sobre la Ganancia Ocasional: Al vender por un monto superior al
declarado ante la Dian, se debe pagar el 15% de la diferencia. Este impuesto se
activa si el inmueble estuvo en posesión del vendedor por más de dos años,
generando ganancia ocasional. Es crucial diferenciar entre este y el impuesto por
renta ordinaria, aplicable si el activo estuvo en el patrimonio por menos de dos
años.
4. Retención en la Fuente: Aplicable a bienes registrados ante la oficina
correspondiente, este gravamen del 1% se paga en la notaría y recae en el
vendedor. No dejar de lado este pago es vital para evitar complicaciones legales.
Mantener presente estos cuatro impuestos es esencial para una venta de
propiedad sin sobresaltos. Su correcta gestión asegura un proceso transparente y
legalmente sólido.
