Ayer que estuve ‘onde mi compadre ayudándole con la tubería del baño, despuesito del almuerzo nos pusimos a conversar bobadas y por ahí nos metimos en temas de política. _ Avemaría compadre si estamos pero bien llevaos con estos lagartos, _ objetó mi compadre observando con fastidio la página de un periódico con el que íbamos a calentar un tubo. Yo pensé que con vengativo gusto le prendería candela a la repulsiva página que mostraba la foto del gabinete municipal y cuyos integrantes posaban y sonreían como burlándose de nosotros, pero como si fuera un material muy valioso la enrolló con mucho Cuida’o y la dejó en el hueco de un adobe. _ Y lo ¨pior¨ de todo es que pa´ este año, a según dicen las noticias, ¨quezque¨ la economía se va a ir al suelo, ¿y todo por culpa de quién? De esos canallas políticos del demonio, _ concluyó mi compadre con los cachetes rojos de la ira.
_ No se enfurrusque compadre que ya pa’ este año demás que se postulan los buenos, _ le dije con fingida inocencia. _ ¿Buenos? _Gritó furibundo el compadre. _ vea, de esa montonera de bellacos no se saca ni medio que sirva pa´ pudre. Ojalá comiencen a venir por aquí esos ladrones a echar mentiras y promesas pa´ que vean que los hago zamarriar de los perros.
Pudo haber sido por lo pesado del tema o porque el almuerzo tenía frisoles petacos, que el compadre no aguantó más y salió en pura carrera derecho al chirimoyo, llevándose la hoja del periódico que había guarda’o
Al cabo de diez minutos volvió muy orondo, contento y silbando.
_ Cómo le parece compadre la desquitada que me pegué. Me limpié el táparo con esa hoja y allá dejé a esos hijuepuercas comiendo de la que sabemos.