Hace un tiempo en una conversación dije :”No estoy de acuerdo” (en lugar de asentir con mi cabeza como siempre lo hacía) y luego expresé lo que pensaba con respeto pero con convicción ..Sentí que el mundo se caía porque era de las pocas veces que me permitía revelarme y mostrar mi opinión así no fuera la más querida por la audiencia; Aunque recibí críticas y vi la cara incomodidad de algunos ¡me sentí libre ! entendí que no podía seguir llevando una máscara de mujer perfecta que tiene que agradar a todos y recordé una de mis canciones favoritas que hoy mi voz entona todas las mañanas así :”Tantas veces me borraron, tantas desaparecí, a mi propio entierro fuí sola y llorando,hice un nudo en el pañuelo, pero me olvidé después que no era la única vez….y seguí cantando”, ahora entiendo que es necesario tener una postura ( que puede mutar) pero siempre siendo coherente con mi esencia.
La vida está llena de momentos en los que nos vemos forzados a decidir. La neutralidad es cómoda, pero rara vez lleva al cambio. Tomar una postura requiere coraje, especialmente en un mundo donde las opiniones están bajo constante escrutinio. Es en este acto de valentía donde reside la esencia de la autenticidad y la verdadera influencia.
Tomar una postura no es simplemente elegir un lado en una discusión: Es un acto de identidad, una afirmación de nuestros valores y creencias. Es, en muchos sentidos, una forma de arte: la delicada danza entre la convicción personal y la realidad social.
El 20-60-20 es una regla que escuché hace algunos meses y que uso para ilustrar cómo nuestras opiniones resuenan en la sociedad. Esta regla sugiere que, ante cualquier postura que tomemos, el 20% de las personas estará de acuerdo con nosotros desde el principio ( los lovers)Un 20% estará firmemente en contra. Y el 60% restante estará en algún punto intermedio, observando, quizás esperando ser convencidos.
¿Por qué, entonces, dedicamos tanto tiempo a preocuparnos por aquellos que nunca estarán de acuerdo con nosotros? Es una tendencia humana universal enfocarnos en los detractores, en aquellos que critican nuestras ideas y nos desafían. Pero es precisamente este enfoque lo que debe cambiar. Sería bueno considerar redirigir nuestra energía.
Tomar una postura también implica aceptar la crítica y el desacuerdo como parte del proceso,”la unanimidad es la hermana del estancamiento». La diversidad de opiniones enriquece el diálogo y fomenta el crecimiento; Es en el choque de ideas donde surge la innovación, y es a través del debate constructivo que encontramos soluciones a los problemas más complejos.
En última instancia, la valentía de tomar una postura radica en la disposición a ser vulnerables, a exponernos al juicio y a la crítica,pero también es un testimonio de nuestra integridad y nuestra pasión.”la verdadera valentía no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de actuar a pesar de él”.
En un mundo que a menudo premia la conformidad y castiga la disidencia, es necesario ser audaces y los autores de nuestro propio destino, defender lo que creemos, inspirar a otros a hacer lo mismo. Porque al final del día, no es la neutralidad lo que deja una marca en el mundo, sino la fuerza de nuestras convicciones y el coraje de nuestras acciones.