La decadencia silenciosa de las chivas en Antioquia: una tradición en peligro.

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En los últimos diez años, los pintorescos y emblemáticos vehículos conocidos como «chivas» han enfrentado un declive alarmante en los pueblos de Antioquia, con la desaparición de la mitad de ellos en este período. Duras regulaciones gubernamentales, la deforestación y otros factores han llevado a esta fase crítica, poniendo en riesgo la movilidad y la vida económica de cientos de veredas.

Históricamente, las chivas han sido un símbolo arraigado en la identidad rural de Antioquia, utilizadas para transportar carga, animales y pasajeros a través de las intrincadas carreteras que serpentean por las montañas de la región. Sin embargo, el avance de la modernización y las políticas gubernamentales han puesto en jaque su existencia.

Para muchos conductores, como Luis Eduardo Mejía, quien ha pasado casi dos décadas al volante de una chiva, el panorama se ha vuelto desolador. Las regulaciones asfixiantes del gobierno, el aumento exorbitante en los costos de mantenimiento y la competencia desleal han golpeado duramente a esta industria tradicional.

Además de las regulaciones, la deforestación ha jugado un papel crucial en el declive de las chivas. La madera, utilizada históricamente en la construcción de estas carrocerías, se ha vuelto cada vez más escasa debido a la tala indiscriminada de árboles. El alto costo de reemplazar la madera con materiales alternativos, como el hierro, ha llevado a muchos propietarios a abandonar sus chivas o a dejarlas en desuso.

La desaparición gradual de las chivas no solo representa la pérdida de una tradición cultural, sino también un problema de movilidad para miles de personas que dependen de estos vehículos para acceder a zonas rurales remotas. Con un gran porcentaje de vías en estado regular o mal estado, las chivas siguen siendo la única opción viable para llegar a muchas veredas.

Ante esta situación, los conductores y miembros del gremio piden al gobierno medidas que incentiven la continuidad de las chivas, como fondos para reparaciones o subsidios para la modernización de los vehículos. Sin embargo, mientras tanto, el futuro de estas emblemáticas armaduras sobre ruedas sigue siendo incierto, dejando un vacío en el paisaje y la vida de los pueblos de Antioquia.