Historia del teatro en Rionegro

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“Escritora de teatro y actriz Domitila Botero”, s. XX. Archivo de Yolanda Molina.

El teatro en Rionegro abarca un periodo de más de doscientos años. Desde el siglo XVIII
hasta el presente es posible mencionar distintos sucesos, actores y contextos asociados a
las representaciones dramáticas y otros espectáculos lúdicos y simbólicos, que señalan el
carácter de una práctica recurrente y tradicional en la localidad.

Para el siglo XVIII, las fiestas religiosas constituyeron espacios propicios para la
exhibición de formas teatrales en Rionegro, aunque muchas veces fueran censuradas por
las autoridades. En 1770, por ejemplo, se acusó a varios comerciantes de realizar sátiras y
comedias amatorias y burlescas en espacios públicos. Pero en 1792, durante las fiestas de
la Virgen del Rosario, se pudieron hacer comedias y maestranzas para “desahogo” de la
gente por sus continuos trabajos.

En el siglo XIX hubo constantes festejos de tabla y representaciones dramáticas durante
las festividades religiosas, aunque también en plena crisis de la monarquía (1809) se
acusó a algunos rionegreros de participar en dramas burlescos sobre la prisión del rey
Fernando VII en Bayona.

Después de la Independencia llegaron compañías y grupos teatrales. En 1833 se
presentaron, por ejemplo, maromas y comedias por Florentino Izáziga.

El rionegrero Gregorio Patiño parece que fue un diestro maromero por esos años, pues le pagaban para que realizara sus presentaciones en las fiestas de Medellín.
Allí se presentaron compañías y grupos con obras del repertorio francés a mediados de
siglo, como “Ángelo Malipieri” y “Lucrecia Borgia” de Víctor Hugo y “Cristina de
Suecia” y “Margarita de Borgoña” de Alejandro Dumas. Entre 1856 y 1860, varios de
estos grupos se desplazaron esporádicamente a Rionegro para realizar sus obras.

La frecuencia de los eventos ameritó la búsqueda de espacios en Rionegro para su
realización, por lo que en 1867 se hablaba del alquiler del patio de la escuela de niños
para desarrollar funciones, como la de equitadores que se hizo en agosto de ese año. No
obstante, finalizando ese siglo aparecieron el coliseo y el teatro, aunque también se
hicieron espectáculos en el Hotel Colombia y el Instituto María, entre otros lugares.

La Alcaldía se encargaba de regular los espectáculos a través de licencias, en las que se
certificaba la moralidad de los contenidos y el pago de cierto dinero para la renta local.
De esta forma, Felipe Salviné se presentó durante varios meses de 1893 con sus
“Animales sabios” y Belisario López, director de la Compañía Dramática Nacional,
consiguió el permiso para hacer varias funciones teatrales en 1899.

Rionegro contó con escritores de teatro como Juan José Botero y su hija Domitila, quien
también se destacó por ser la protagonista de una inolvidable velada escénica en 1907,
ante un público que apenas cabía en el teatro de la ciudad. Por esos años, se hicieron
espectáculos de toda clase: Daniel Achardi con el cine, Jesús Rodríguez con animales
educados, Adán Quiroga con dramas, acróbatas y gimnastas, la Compañía Zárate con
teatro y Francisco Cadavid con una inusual pelea de boxeo en 1928. Asimismo, los
profesores “Hermani”, “Von Rehiuhalt” y “Makilef” realizaron espectáculos de magia,
prestidigitación, telepatía e ilusionismo. El teatro fue casi siempre el escenario de las
funciones.

Y problemas no faltaron: los impuestos, los desórdenes, el licor… como el 21 de agosto
de 1920, cuando las autoridades de Rionegro ingresaron al teatro durante una obra, para
inspeccionar el consumo de un licor de contrabando llamado “Mandrágora”. La década

siguiente hasta llegó una orden del Ministerio de Hacienda para que las autoridades
hicieran cumplir las normas sobre espectáculos públicos.

En la segunda mitad del siglo, el teatro rionegrero se destacó con grupos y corporaciones
como Los Magnos y El Módulo, donde sobresalieron Manuel Peláez y Rubén Jiménez,
entre otros. Teatros como Córdova, Rionegro y Los Héroes mantuvieron viva la tradición
de las representaciones dramáticas y otros espectáculos en la sociedad rionegrera durante
un tiempo. Hoy existen grupos como El Zorro 9 Colas, Inmigrantes e Intergalácticos, así
como un Festival que quiere expandirse y hacer crecer el teatro en la ciudad.

Un gran teatro municipal hoy sería un símbolo incuestionable de esta tradición histórica.

Luis Felipe Vélez Pérez, historiador